El Gobierno decidió encarar un proceso de reactivación a través de tres ejes: capacitación, bioseguridad y segmentación, además de diversos incentivos a la demanda.
Según lo informó el Gobierno de Bolivia, el turismo de su país, como el de todo el mundo, sufrió un severo impacto como consecuencia de la pandemia de COVID-19. La viceministra de Turismo, Eliana Ampuero, le confió a la agencia EFE que a lo largo de 2020 llegaron al país unos 300.000 turistas no residentes, lo que significa una caída del 75%, frente a los 1,2 millones registrados en 2019.
Asimismo, la crisis institucional interna; la expansión de la segunda ola y las nuevas cepas en Brasil y otros vecinos; y la crisis económica afectaron seriamente el turismo interno, que se recupera muy lentamente: de noviembre pasado a marzo de 2021, la recuperación fue de sólo un 20%.
Por eso, el Gobierno ha decidido encarar un proceso para la reactivación del sector, que se basa en tres pilares a desarrollar de manera simultánea, que se suman a los ya anunciados incentivos para la demanda doméstica. Según Ampuero, en primer lugar se está trabajando en identificar «segmentos de demanda emergente»