Es un sueño hecho realidad, decía una guía de turismo en Tiwanaku hace una semana. No era para menos porque ella y sus colegas eran testigos de la apertura de un centro de interpretación turística en ese poblado, ubicado a 76 kilómetros de la ciudad de La Paz. Lo que tenían antes era una pequeña oficina, donde apenas cabían ellos. Ahora, la vieja estación de trenes se ha convertido en un espacio donde el turista puede apreciar el pasado y el presente, la tradición de llegar hasta el sitio arqueológico de esta civilización y la nueva propuesta que abre las costumbres y los saberes de un pueblo que vivió 1.500 años antes de Cristo y que se extendió hasta casi 1.200 años después de Cristo.
El sueño comenzó en 2018, antes de la pandemia. Las autoridades de Tiwanaku veían que los turistas llegaban por unas horas al sitio arqueológico y se marchaban sin dejar réditos al municipio ni a las familias que viven allí. Es así que el alcalde y una autoridad comunitaria tomaron contacto con el Fondo Extremeño de Cooperación para el Desarrollo (Felcode), cuyo vínculo con Bolivia ya tiene 22 años de la mano del Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (Cepad). Es así que el jueves y viernes se abrió la puerta a una nueva manera de disfrutar de Tiahuanaku, mediante la que se puede conocer la cultura viva de esa civilización, tan rica en conocimiento que le permitió vivir durante más de 3.000 años.
El pueblo está transformado con murales grandes y coloridos que muestran la vida misma de los habitantes. La autora es la artista plástica Norka Paz, conocida por su obra en el barrio Challuma, que es internacionalmente famoso en la sede de Gobierno. “Ha sido un lindo reto transformar un espacio, inspirándose en la gente, desde otro lugar que no sea solamente la mirada arqueológica”, decía la autora de estas obras de arte que ahora están a disposición de todos los visitantes. Son varios murales que expresan esa cultura viva que se abre para el turista.